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Catorce - Agua. Naufragio. Equilibrio.

  • Foto del escritor: Víctor Blanco Tarela
    Víctor Blanco Tarela
  • 15 mar 2018
  • 4 Min. de lectura

Contiunamos las reseñas musicales, en este caso con algo de producto nacional. Catorce nace de la banda De La Cuna a la Tumba, siendo todos los integrantes de la misma menos el cantante. Su estilo es más que personal, siendo imposible clasificarlos en un género determinado, aunque la mayoría de oyentes los encuadran en el prog-alt metal. En esta ocasión analizaremos el que es su segundo trabajo de estudio: Agua. Naufragio. Equilibrio.

Comenzamos el álbum en medio del caos, con Océana. Su inicio fuerte y demoledor da paso a un interludio suave en el que se nos presenta el tema recurrente del disco: el hundimiento bajo el agua de la humanidad. En esta primera pista tendremos un poco de todo en cuanto a la parte instrumental, viajando desde los sonidos más suaves y acogedores hasta unos bastante más inquietantes (pero siempre en un contexto). La letra nos cuenta el sueño de la inundación del mundo que, en un final apoteósico y angustioso de la canción, nos contará como al despertar del sueño ve que todo es real. Sin duda una muy buena forma de abrir el disco.

Farsalia es la segunda canción, empezando directa al grano con una batería muy potente que nos lleva al riff principal. La canción pasa por dinámicas muy distintas, destacando en este aspecto la gran capacidad compositiva del grupo que lleva a un final perfecto para la canción, muy cañero.

Como tercer tema tenemos Le Mal Du Pays, que empezando con la batería y el bajo solos, se añade una voz en un ambiente muy melancólico que, de nuevo, pone de manifiesto la versatilidad del grupo y su gran habilidad para crear momentos de calma, momentos de tensión y momentos de clímax. Con una letra muy en la temática del álbum (frío y agua), la música se le adecúa perfectamente y el final de la canción no hace más que introducir a la siguiente canción.

Llegamos a Nuevacosta, de la cual destaca sobre todo una letra muy cíclica, como en Le Mal Du Pays, y también en la temática del disco. Salvo el riff de intro y algunas partes de guitarra, en mi opinión este tema no es de los mejores del álbum, pero individualmente es muy interesante y la parte vocal resulta muy divertida de escuchar.

El quinto tema del disco es Einstein-Rosen, que tras una intro de guitarra muy suave nos lleva directos al grano, haciendo como siempre gran énfasis en los contrastes y en la dinámica. Esta es una de esas canciones que no destacan a primera vista, pero conforme las vas escuchando te gusta más y más hasta el punto de ser una de tus más escuchadas. Con un ambiente casi baladesco, la melancolía se hace patente en esta canción de forma muy explícita, intuyendo esto también en la letra. Además, es una canción muy agradable de escuchar y se nota la experimentación que han querido llevar a cabo.

Para hacer frente al ambiente del anterior tema, La Ingravidez abre con un riff muy directo al grano que luego nos llevará a la calma de nuevo. Con una letra más introspectiva, esta canción genera un ambiente muy inquietante pero agradable al tiempo, jugando mucho con los efectos de la guitarra y con los ritmos de la batería. El final de la canción nos deja una tensión que solamente se resuelve al iniciar el siguiente tema.

Yo, Sputnik. Séptima canción y, sin querer, casi llegamos al final. En un ambiente semejante a La Ingravidez, nos lleva de forma mucho más directa a lo que nos quieren contar y, gracias a un trabajo impecable en las voces y guitarras, se nos transmite desde un punto de vista distinto el tema del álbum.

Tenemos en La Herida un tema, para mí, fundamental para entender a Catorce, a su estilo, y sobre todo, este álbum. Con un riff de entrada muy pegadizo, nos llevan a través de los contrastes a una muy buena canción, desplegando una gran capacidad compositiva y es en el estribillo donde realmente destaca la grandísima calidad musical de este grupo. La letra no deja de ser fundamental y el trabajo de las guitarras y el bajo es simplemente increíble. Los riffs que se escuchan a lo largo de la canción son cada uno mejor que el otro.

Para ir terminando, llegamos a La Democracia Del Invierno. Tras La Herida, el disco no podía mejorar, pero Catorce nos muestra nuestro error con una canción que, de nuevo, nos llena de matices y contrastes y a través de un trabajo vocal impecable, nos cierra la temática del álbum. Un riff principal muy pegadizo y un juego estructural nos llevan a un estribillo en el que se regresa al sueño del primer tema, pero en esta ocasión, estamos despiertos y vemos lo que realmente nos quieren contar con el disco.

El último tema es una continuación de El Este, último tema del primer disco del grupo. El Este, Pt. 2 - Batalla es una balada ideal para terminar con muy buen pie el álbum. Con mucha reminiscencia al primer trabajo de la banda, Atlas, da un cierre que consigue dejarnos con ganas de más.

En resumen, este disco se ha convertido en muy poco tiempo en uno de mis discos favoritos de siempre y ha dejado una gran huella a pesar del poco tiempo que tiene. El concepto general del álbum es muy claro y está muy bien manejado a lo largo de todo él, y las canciones están muy bien enfocadas y no parece una amalgama de temas sino una sucesión de capítulos de una historia contada a través de la música. Catorce están trabajando en un nuevo proyecto y, sinceramente, estoy esperándolo con muchísimas ganas.

Nota: 9'5

Canciones destacadas: Océana, La Herida, La Democracia del Invierno

 
 
 

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